En el
Jumeirah Capri Palace, la cultura no es una exhibición estática, sino una experiencia viva y palpitante, que evoluciona cada año a través de un relato artístico renovado, basado en la autenticidad, la profundidad y el descubrimiento.
Desde 2021, Jumeirah ha dado vida a esta visión mediante una estrecha colaboración con la prestigiosa Galleria Continua. La asociación comenzó con una exposición emblemática en el
Jumeirah Burj Al Arab, que presentó a artistas reconocidos como Anish Kapoor, Daniel Buren y Michelangelo Pistoletto. Desde entonces, ha seguido creciendo, ofreciendo a los visitantes una perspectiva vibrante y en constante cambio del mundo.
La exposición temporal de esta temporada en Jumeirah Capri Palace, «Colore Luce», explora la poderosa relación entre el color y la luz. Un diálogo que va más allá de lo estético e invita a una experiencia sensorial más profunda. La luz revela, define y anima; el color expresa, filtra y transforma. Juntas, crean un diálogo matizado que trasciende lo visual, invitando a reflexionar sobre la naturaleza de la realidad, la fluidez de la perspectiva y la poesía del cambio. Cada tono evoca nuevas emociones; cada variación de la luz abre nuevos significados, invitando a los visitantes a una lectura caleidoscópica de un mismo mundo.
Desde esta óptica, una cuidada selección de obras de artistas internacionales da vida a «Colore Luce», incluyendo piezas de Michelangelo Pistoletto, Loris Cecchini, Nari Ward, Pascale Marthine Tayou y Giovanni Ozzola.
Giovanni Ozzola presenta instalaciones específicas para el lugar, creadas exclusivamente para Jumeirah Capri Palace. A lo largo del camino de entrada, sus imágenes reciben a los visitantes en un espacio que difumina la línea entre el arte público y la reflexión privada. Sus fotografías exploran el vínculo duradero entre el ser humano y el paisaje, donde la arquitectura abandonada y los cielos cambiantes se funden en composiciones que hablan de contraste, memoria e infinito.
Michelangelo Pistoletto aborda el tema con sus obras con espejos, «Colour and Light» (2014; 2017), donde el reflejo se convierte en ruptura. El espejo deja de ser una superficie pasiva para convertirse en un instrumento de indagación filosófica. Fragmentada y refractada, la luz se vuelve una metáfora de la ambigüedad y la multiplicidad, invitando al espectador a no ver el mundo tal como es, sino como un misterio por descifrar.
En «Aeolian Landforms (Kalagonoy, 2025)», Loris Cecchini fusiona ciencia y poesía. Sus obras trazan el movimiento del viento sobre terrenos desérticos, vibrando con luz y sombra. Combinando fenómenos naturales con precisión tecnológica, Cecchini invita al espectador a mirar más allá de la superficie, donde la forma y la emoción coexisten en una coreografía silenciosa —resaltada por un amarillo brillante.
Ese color vibrante que vemos en la obra de Cecchini reaparece en las creaciones de Pascale Marthine Tayou. Utilizando materiales reciclados y recuperados, sus piezas «Golden Chalks B» y «Colorful Stones» reavivan símbolos arquetípicos a través de un lenguaje contemporáneo. Aquí, el color es memoria, materia y significado: fragmentos de un mundo idealizado, cargados de alegoría y transformados en un lenguaje visual de esperanza e hibridez.
Las esculturas de cobre de Nari Ward, «Still Livin; Endless» y «Still Livin; Faithful» (2024), combinan lo espiritual con lo cotidiano. Estas naturalezas muertas contemporáneas actúan como altares silenciosos de una experiencia multicultural, donde las superficies oxidadas absorben no solo la luz, sino también la huella de las emociones vividas, los rituales y la resiliencia.
Juntos, los artistas de «Colore Luce» ofrecen perspectivas diversas pero interconectadas sobre cómo percibimos, interpretamos y habitamos el mundo —invitando a los visitantes a descubrir la belleza no solo en las paredes, sino también en la luz cambiante de su propia percepción.